20/4/09
Bronce, engranajes, vapor.
Y finalmente, el gris empezó a apoderarse de su cadáver.
No todavía un zombi, no todavía muerto.
Luchó contra el proceso tecno-quirúrgico, tal vez no con todo, pero lo intentó. Sus flamantes engranajes se ajustaron, sus nuevos resortes se tensaron. Aceitado y pulido, lo mandaron.
Su relojería había sido sincronizada del mismo modo que sus demás compañeros, todos inidentificables. Un formidable ejercito con cascaras de bronce, propulsado a vapor, guiado por el latir artificial de fuelles y calderas.
Existía todavía una diferencia, pero hubiera sido imposible encontrarla entre los restos del campo de chatarra en el que terminarían sus partes, mezcladas con las de muchos otros.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Steampunk!
Saludos, Mati!
Publicar un comentario